jueves, 26 de febrero de 2015


Tanto pecado hoy me agota el alma, 
que he visto morir dos veces viviendo una.

Y no era piar sobre las copas más altas 
con las plumas ebrias, 
era sencillamente salir a cantar; 
poblar con lunas el rizo cerrado de las caracolas 
e invertir la savia de los pinos 
con licor de ajenjo. 

¿Dónde íbamos cuando nos detuvieron? 
Siempre te pregunto lo mismo 
y conozco la misma sin respuesta. 

Tal vez tuvimos libertad algún día 
de entre tantos días, 
cuando las palabras no nos dominaban, 
cuando al alba nos sorprendía la luz tendida 
en la sentina de Foro 
y yo perdía el conocimiento por falta de azúcar,
como una auténtica dama. 

Nunca estuvimos solos 
ni quisimos, 
la vida daba demasiado miedo para ser dioses 
sobre el empedrado, 
ni siquiera pudimos llamarnos alumnos 
de primera fila  
de éste o cualquier paraíso. 

Hoy me dices que nos envidiaban, 
y no puedo por menos 
que 
sonreír 

con extrema artería.  





Nená de la Torriente

2 comentarios:

  1. ... siempre te pregunto lo mismo
    y conozco la misma sin respuesta....
    me gusta

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    Respuestas
    1. ¡Qué fácil es decir que sí!
      ¿No te parece?
      Me gusta que te guste...
      Cariños,

      Nená

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