y anudar las nubes para sentar girasoles,
pescar gaviotas con manzanas
y dejar que los peces anidaran en los trigales.
Yo quería llamarme por tu nombre
alguna vez,
y contarte a que sabe la niñez
y a que huelen las horas colmadas.
Quería cubrir con ramas el sol
para escribir sobre otoños en lumbre
y dejar que fuera el helado el que buscase
el calor de una boca,
que la lluvia saltase desde el suelo
haciendo giros de cometa,
para ser la gota enhebrada en el vacío
y el vacío de esa misma gota.
Yo quería pasar deprisa
y volé tan bajito,
que hasta las conmovidas aves
intentaron tirar de mí.
y el vacío de esa misma gota.
Yo quería pasar deprisa
y volé tan bajito,
que hasta las conmovidas aves
intentaron tirar de mí.
Nená de la Torriente
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