Quererte es mirar a la lluvia
y sentirse cuenco,
dejar que ruede como plumón
sobre la piel cálida;
estremecerse y volver a estremecerse
y comprender que nada es explicable,
ni cuantificable,
ni ordenable
en este corazón cardíaco,
a ritmo acalambrado por ti.
Quererte es sonreír al celaje,
a los lunes como si fueran viernes;
sentir calor en el vientre
cuando delante no hay nada,
amanecer y volver a amanecer
una y mil veces
imaginando tu cuerpo en el mío,
como una sucesión interminable.
Quererte es grillete, hierro, cautiverio,
voluntad, rescate, rebeldía.
Todo,
a la misma vez.
Nená de la Torriente
El amor es un Torrente...
ResponderEliminar¡Sí! La inagotable urgencia del agua.
ResponderEliminarCariños,
Nená