lunes, 15 de diciembre de 2014

YA SÉ QUE NO SE ENTIENDE


Cuando soy un serón mirando al cielo 
sin atender a recatos 
no se entiende tanta carga que se vierte 
sin preámbulo. 
Soy la voz 
que atraviesa la intención 
por encima de la palabra escrita. 
La niña que no sabe  
de la extensión de su cuerda 
sino de los saltos 
a pies juntos, 
con la boca en el empedrado 
si 
hay 
caída. 
No se entiende que os habite
como os habito,
atropelladamente,
sin ademanes, 
sin una sola cita.
Y es que el tiempo 
no sabe de ilaciones 
ni de códigos, 
se precipita 
como yo me embroco 
sin descanso, 
una y otra vez,
en vuestra 
tímida vasija. 



Nená de la Torriente

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