martes, 30 de diciembre de 2014


Someto a la papelera 
el ruido brusco de las aseveraciones, 
la infatigable desgana que alcanza 
el que anda dándolo todo, 
el periodo de desamor tan hiriente, 
 las palabras dichas con la sangre en ardentía, 

la falta de amor hacia lo que no sea de uno, 
 lo inmarcesible de la avaricia, 
la ambición hostil y desmedida, 
los poemas que como lágrimas van buscando 
tardes lluviosas, 

también el instinto de someter al otro 
a nuestros afanes 
y el ombligo redondo del que cree haberlo 
leído todo. 

Someto a la viudez a aquello que asoma 
la nariz con aire vanidoso, 
al desempleado de sí mismo, 
al que no sabe contenerse  
y al que se esconde en acerico repleto,

al que anda buscando lo malo 
como único refugio 
y al que le fatiga el verso que no es suyo 
porque a su vuelo le falta oxígeno. 

Someto a la ignominia 
a la mujer que rivaliza con sus piernas 
y entrepierna como posesiones tácitas, 
al hombre cerrojo que se le antoja 
un mundo a medida, 
al anciano que exige que se le tenga 
por eminencia, 

a la mujer que cree que ama demasiado 
y al hombre que no sabiendo lo que quiere 
formula obstinadamente promesas. 



Nená de la Torriente

4 comentarios:

  1. A veces no nos damos cuenta del troco en el ojo y criticamos la paja en el ajeno

    Buen poema ...

    Un abrazo !

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    Respuestas
    1. Es cierto María, pero a veces la intención de cambio, de renovación, puede parecer una crítica y nada más lejos...

      Millones de besos,

      Nená

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  2. gracias Nená... por hacernos pensar y sentir... (a pesar de un océano de distancia tantas veces te siento cerca) feliz año... nos leemos...

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  3. Gracias a ti poeta, por todo lo que nos enseñas a golpe de verso,
    de humanidad que no conoce distancias.
    Sonriamos al 15 antes de que nos sonría a nosotros!

    Nená

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