jueves, 4 de diciembre de 2014


No voy a tenderte palabras 
como si contuvieran la vida, 
este es el espacio que me concedo 
sólo entre aullidos. 
Lo vivo está en el grito 
y en la pausa que se le amarra 
a la nuca para recargarse.

Esta es mi única voz 
y estos ojos son el reino 
de todos los peces. 

Mírame desnudo de sentencias 
y atiende: 

Te invito a invadirme 
como la mañana templa de color 
todas las siluetas, 
como los relojes pestañean el blanco 
de todas las esferas, 
con la aguja más anémica y larga. 
No tardes. 



Nená de la Torriente

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