Con esta inexactitud te nombro
y acudo a las curvas de tu cuerpo
llenándolas todas.
Soy tu hembra en el continente que surge
de los renglones inversos,
allí donde agoniza la palabra.
Desde este sol puedo acariciarte la luna,
la secreta sima blanca
de todos tus valles.
de todos tus valles.
Me pellizcan el alma tus estrellas,
pero apenas alcanzo una sonrisa
que suene a música si no te miro,
y es que no te veo,
ni te toco,
sólo te designo
tan torpemente que da vértigo.
Quiero olerte,
morderte, besarte,
que seas una realidad que se golpee,
que profane cualquier poema
que arengue este o cualquier
manicomio amoroso.
En esa vida de ahí afuera,
imperiosa y arbitraria,
imperiosa y arbitraria,
anhelo,
ansío,
codicio,
ansío,
codicio,
que
tú
seas mío.
Nená de la Torriente
Hoy, como siempre un placer leerte
ResponderEliminarUn abrazo !
Gracias María
ResponderEliminarUn mimo grande de viernes!!!