No me regales...
No
me regales palabras acendradas,
tan deliciosas,
tan eximias,
que
ya mi digestión es lenta
y
aunque conozca el peso de los
diccionarios
me gravita más la vida.
Sé
de lo hermoso de los participios
sobre
un lecho de lenguas pretéritas
enroscándose
aún en algún lugar imposible.
No
midas mi alcance por el recorrido sencillo
que
va hasta mi puerta,
porque
los huecos te los dejo a ti
para
colocar estrellas o términos azulinos
con
el brillo de esa nota encumbrada
de colegio.
Nená de la Torriente