lunes, 11 de agosto de 2014

Donde queda el hogar, 
el pensamiento alrededor de un punto 
siempre quedo, 
ya sea tenido a la carrera y loco 
o sosegado y cálido. 
Allí donde las aves de mañanas húmedas 
canturrean los picos de un corazón 
que se desprende. 
La amanecida es siempre nueva 
y el lugar es siempre el mismo 
aunque orbite en posiciones de grado. 
¿Y dónde está tu casa ahora, dime? 
¿Dónde el portal de tus distensiones? 
¿Dónde la única caricia inconfundible? 
¿Dónde el amparo y la avenencia? 




Nená de la Torriente