el
pensamiento alrededor de un punto
siempre
quedo,
ya
sea tenido a la carrera y loco
o
sosegado y cálido.
Allí
donde las aves de mañanas húmedas
canturrean
los picos de un corazón
que
se desprende.
La
amanecida es siempre nueva
y
el lugar es siempre el mismo
aunque
orbite en posiciones de grado.
¿Y
dónde está tu casa ahora, dime?
¿Dónde
el portal de tus distensiones?
¿Dónde
la única caricia inconfundible?
¿Dónde
el amparo y la avenencia?
Nená de la Torriente