domingo, 5 de julio de 2015


Todo este tiempo 
mis hilos han sido tallos de margaritas, 
y ya poco queda de este vestido infantil 
al que se le han ido cayendo los remiendos 
-ocultando verdades molestas- 
He querido mantenerlo, y 
mi lucha ahora es que no me desnuden 
la piel y me descarnen el hueso, 
como si fuera pulpa de aguacate maduro. 
Ya sé que te prometí no más lamentaciones 
ni más ‘yoes’ 
¿pero qué voy a contarme que conozca 
mejor que a mí misma? 
Podría confesar cómo pasa mordiéndose 
el perro la sarna 
 en la calle estrecha del rico, 
pero los escrúpulos no van a enseñarse 
desde la palabra sino desde la tripa rota. 
No me reprendas, 
no he aprendido mucho, 
sólo he aprendido a querer seguir aprendiendo,  
y a que no me fallen las ganas 
después de haberme equivocado tanto. 



Nená de la Torriente

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