Si esto fuera un poema
amanecería contigo,
sabría volcarte con
suavidad
en la marea de su humanidad de verano.
Acercarte por la orilla de todas las aceras
en sombra,
pedirte amor bajo cualquier hoja
de árbol
y traerte el abanico de esta o esa brisa
burlada a la esquinas.
Si esto fuera un poema
olería a cuerpos y a jazmines,
a papeles y a la risa loca que llega
tras el llanto.
Tendría el amarillo de los campos de Castilla
y el atrevimiento de su furia violeta.
Pero esto no es un poema,
es el deseo
de hacerte una fiesta,
de extender un mantel sobre el mundo
y sacar el vino,
es la ilusión de besarte,
de morderte,
de bailarte
bajo la inmensidad de todo un universo.
Nená de la Torriente
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