miércoles, 8 de junio de 2016


Qué extraña sensación ésta 
que estando tan cerca el ánimo 
y sabiéndonos todos tanto, 
¬que hasta el pulso es el mismo¬ 
nos ocultamos como lunas nuevas. 
El verdín en las palmas 
y el barro seco en las rodillas, 
lo han burlado el monóxido 
y la coca, ya sólo por manejar l'argent. 
¿Mitos? 
Menos de los que imaginamos 
he imaginamos menos de lo que debiéramos, 
que soñar lo hemos convertido en un tener 
no en una magia de color sin sentido. 
Qué extraña sensación ésta 
que buscándonos 
estemos tan transidamente solos, 
y es que a más de unos minutos 
no nos soportamos, 
que las distancias nos asfixian 
y nos asusta vernos conquistados 
como si tuviéramos algo más poderoso 
que la unión de los-nosotros.  
Esto hemos conseguido en este deambular 
a solas, 
una naturaleza inveterada 
de rarezas tan comunes como poco dilectas, 
que a veces parecen románticas 
y otras estúpidas, 
pero suelen más que a menudo 
apartarnos de un 'sindicato' perfecto. 


Nená de la Torriente 

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