toc toc
y tic ¡oh!
En mi muñeca
la carrera imperturbable del reloj suena
como cualquier música natural de ahí afuera.
El portal en su enrejado asido al muro
golpea una y otra vez,
recordándome que estoy viva.
Te vas y no sé si sigues aquí
ni si te me metes-ocultas.
El tiempo es un dibujo en la pared
que parpadea,
las muecas, burbujas de aire húmedo
en un espacio de caricaturas
con tu rostro y el mío, besándose.
Ridícula es esta voz en los pulmones
que se queda sin oxígeno,
y habla con un puente
de pasitos casi inexistentes.
Cuando suba la persiana el día
le diré adiós a todo
lo que suponía una alegría infantil,
casi ofensiva,
lo que he observado
y aprendido de las cosas,
tan frustradas en sí mismas.
Todo lo he asimilado para romperlo
ahora lo sé,
porque Todo es mentira;
no me lo dijeron pero puede ser el infinito
siendo sin ocurrir al mismo tiempo,
se puede batallar y ganar sin sangrar siempre,
amar más allá de la palabra,
del papel,
del beso,
de la vela en la ventana,
porque nadie ni nada es anormal
cuando aprendes a barrer
las sutiles y brutales lindes
que terminan alcanzándolo todo.
Nená de la Torriente
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