sábado, 13 de febrero de 2016

toc toc
y tic ¡oh!

En mi muñeca  
la carrera imperturbable del reloj suena 
como cualquier música natural de ahí afuera.  
El portal en su enrejado asido al muro  
golpea una y otra vez, 
recordándome que estoy viva. 
Te vas y no sé si sigues aquí 
ni si te me metes-ocultas. 
El tiempo es un dibujo en la pared 
que parpadea, 
las muecas, burbujas de aire húmedo 
en un espacio de caricaturas 
con tu rostro y el mío, besándose. 
Ridícula es esta voz en los pulmones 
que se queda sin oxígeno,
y habla con un puente 
de pasitos casi inexistentes. 
Cuando suba la persiana el día 
le diré adiós a todo 
lo que suponía una alegría infantil, 
casi ofensiva, 
lo que he observado 
y aprendido de las cosas, 
tan frustradas en sí mismas. 
Todo lo he asimilado para romperlo 
ahora lo sé, 
porque Todo es mentira; 
no me lo dijeron pero puede ser el infinito  
siendo sin ocurrir al mismo tiempo, 
se puede batallar y ganar sin sangrar siempre,
amar más allá de la palabra,
del papel, 
del beso, 
de la vela en la ventana, 
porque nadie ni nada es anormal
cuando aprendes a barrer 
las sutiles y brutales lindes 
que terminan alcanzándolo todo. 


Nená de la Torriente

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