una carta de amor,
y tú tan distraída.
¿En qué dirección crecer exactamente?
¿Hacia dónde apuntar la pupila
como una almadraba de redes?
Sé que me he perdido en círculos
y no es mal paso,
que he aprendido a pensar andando
observando el suelo
y mucho más allá-allí,
donde no queda rastro de mí
ni de las cosas que he visto.
A estos olmos azotados por la helada
le han hablado sus raíces
~No me ames sólo hasta que deje de serte útil~
Escucho como se golpean las ramas
con sus escasas hojas
enojadas por la pregunta.
En la charca las gotas de agua, débilmente,
susurran ya lisas como la roca blanca
~Ven a verme aún cuando no bebas de mí~
Pero todo alrededor enmudece
como el verde burbujeo del frío.
Aislados como poderosos estancos
impermeables a todo aquello que no nos valga
¿porqué ofrecer sin recibir nada a cambio?
Qué perfecta imperfección ésta
Qué perfecta imperfección ésta
que sabiéndose así
aun se piensa babilónica
y entregada al prójimo
y hasta manifiestamente ejemplar.
Hoy te están escribiendo
una carta de amor
y tú tan distraída.
Nená de la Torriente
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Háblame