Radiales
No existes.
Me he mordido la lengua
que no tenía
y aun así hablo de ti.
Empapé el rostro
a la lluvia
y volqué con pétalos negros
el amanecer más blanco,
pero ya no anidas conmigo
en esta cubierta de pieles.
Hice todo lo que me dijeron
que hiciera,
y matándote no conseguí
ser libre,
ni feliz,
ni más juicioso,
sólo otro desastre más
en esta dispersa variedad
sin género;
un argumento roto,
una sin mercancía.
Se apoderó de mí el musgo
al no verte cosido a mi costado,
me convertí en una roca fría,
una palabra átona,
una palabra átona,
un ser anónimo que camina
entre los otros.
¿Y ahora cómo te hago venir?
¿Y ahora cómo te hago venir?
Nená de la Torriente
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