De espaldas al mar, en silencio,
puedo escuchar todos los sonidos
y el lenguaje de los peces,
como de espaldas a tus ojos puedo verlos
y sentir la misma inmensidad
con su alharaca íntima.
No te lo había dicho,
pero he escuchado tu vientre
sobre este prado,
tu aliento sin fiereza
y hasta tus manos
en la hilera de amarillos.
Ahora entiendo que el amor
es una falca
entre tus cosas,
un enganchón simpático
al que no se le condena.
Pero sé que no fuimos nosotros
los que pisamos la luna,
ni supimos escribir
con cautela
nuestros débiles secretos.
Me determino a volver a nacer
mucho antes del principio,
cuando aún no existían las medias barricas
ni las enteras,
las soflamas,
ni todas las palabras artificio.
Nená de la Torriente
Nená
ResponderEliminartocas lo imposible
y revuelcas el hueco, con alarido y guitarra
llegas al envés del significado
y preñas la gota de fuego, la belleza, la avalancha
se sienten muchos ojos en tus ojos
muchos libros, en cada consonante
y vientos, en el interlunio del silencio
salud y sonrisas!
Mi mejor canción para ti, niñona bella.
ResponderEliminarAbrazo de osa,
Nená