Juntos y
Y devorarnos los dedos
sin agotar el vaivén de este ala
que se arquea sin suelo sobre nosotros,
en una atmósfera extraña.
Sin descanso.
Sin descanso.
Sin descanso,
acercando nuestros puertos
a la roca más salvaje de todas,
porque tildar a la piel en deriva
ya no nos seduce,
y los cuerpos se buscan en el lar encendido
cuando aún es llama,
desde el conocimiento.
Y devorarnos los ojos
desde el mundo subtitulado y nómada
de ahí afuera,
hasta este pedazo de calinosa sábana.
Sin descanso.
Sin descanso.
Sin descanso,
porque todo nuestro mundo será y es ahora
en este universo comburente y perfecto,
desde aquí
al eón venidero.
Nená de la Torriente
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