domingo, 31 de enero de 2016


A caso cuando yo me quede 
en vísperas de todas las vísperas, 
alguien estará doblando campanas 
al otro lado del precipicio. 

Cuánto me ha pesado la melancolía 
  deformando en humedades todo 
con verdes hongos en crecida, 
plegándose a los hombros
como un abriguito corto y descosido.

Suyo es ese olor a tierra que no avanza
en estanque de lodos. 

Es posible que los del pico de ave 
me digan que me ennegrezco 
¡Y qué!

Tú vas a seguir medrando 
y levantarás las palmas al sol 
con todos los dedos, 
auténticas marionetas vivas. 

Dios a zancadas de enero 
anda sobre maleza ardiendo, 
y el aire huele a mar y a pinos 
y a campos de hierba alta. 

Todo está aún por hacerse 
que no nos mientan. 



Nená de la Torriente

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