es que no sé cómo dormirle.
Acércate a la ventana conmigo y mira
el modo como construye el cielo
su propio lenguaje,
cómo se aleja del suelo indiferente
y humedece con su lengua el aire.
Donde prescribe la voz
pierdo tu mirada,
no siempre la razón me lleva
a la orilla del río más hermosa.
Los colores, las luces cambiantes
viven en tus ojos,
en mis ojos,
no en ese espacio infinito
que nos sumerge aquí abajo,
entre palabras que quieren alcanzarlo
sin ningún éxito.
Bella sigue siendo esta fecha,
a pesar de mí,
de ti,
de todos.
Alas azotando cientos de hojas
y un aroma de tímido calor
barriendo las aceras.
No dejo de mirar
a través de las altas ramas
el azul intenso,
cuando a mi pupila le reclaman
las aguas con furia,
tampoco a las efímeras sombras
que hay en todo.
Presiento que no soy otoño aún,
no soy otoño,
aunque me empeñe en llamarme invierno.
Nená de la Torriente
Bonita foto y preciosa poesia. Me encanta.
ResponderEliminarMuchas gracias Luix!
ResponderEliminarUn abrazo grande, grande, grande.
Nená