viernes, 15 de abril de 2016

POESÍA contra la dejadez

En esta fea lata de cerveza 
se ha colado el río Ubierna. 
Le pregunté cómo lo hizo 
y a qué intento o ganancia vino 
hasta esta chapa  
y hasta este tablero desvencijado 
y de alejado descuido. 

No me contestó. 

¿A caso todo tiene que ser racional 
y las medidas han de ser comprensibles, 
y si cabe a de haber una lógica lineal 
para sobrevivir dentro de estos zapatos? 

Algo o alguien me ha soplado al oído 
-que yo más creo que ha sido algún juicio 
más aprendido que otro- 
que las colindantes razones son precisas 
para sostenerse y no hacer excesivos ángulos, 
no vayamos a caernos encima de otros 
y provocar aún más conflictos. 

El hecho es que me veo 
fascinada mirando el regocijo enlatado 
de este agua burgalesa, 
algo achispada, 
no lo niego, 
y enojada,  porque aún no he recogido 
el ovillo de memorias sin archivar, 
huesos, 
difuntos ya sin etiqueta 
de irreconocible querencia, 
papelotes de deuda simpática 
o incómoda 
y demás curiosidades, 

en todos mis armarios. 


Nená de la Torriente

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