LéaSe CoMo se qUieRa
Tenía que ser mía
para saber cómo de malos
habían sido mis dueños
y cómo aún me perseguirían
con los mismos eslabones,
a bajo precio y de medidas
exactas.
Tenía que tenerme
para perderme de nuevo
en un despropósito idéntico
del que me había librado,
a escasos pasos de la puerta
enrejada
por la que conseguí saltar.
Qué traviesa la mala memoria
y qué enormes las ganas de darme
-innecesarias-
a uno sólo.
Que aprendan pues mis hijas
y las hijas de mis hijas
que hay que guardar para una
muchos noes incómodos,
para no acostumbrar al ganadero
a esa fórmula nefasta
de mirarnos siempre tan solícitas.
Mu.
Nená de la Torriente
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