domingo, 10 de abril de 2016

aSe CoMo se qUieRa


Tenía que ser mía 
para saber cómo de malos 
habían sido mis dueños 
y cómo aún me perseguirían 
con los mismos eslabones, 
a bajo precio y de medidas 
exactas. 
Tenía que tenerme 
para perderme de nuevo 
en un despropósito idéntico 
del que me había librado, 
a escasos pasos de la puerta 
                                            enrejada 
por la que conseguí saltar. 
Qué traviesa la mala memoria 
y qué enormes las ganas de darme 
-innecesarias- 
a uno sólo. 
Que aprendan pues mis hijas 
y las hijas de mis hijas 
que hay que guardar para una  
muchos noes incómodos, 
para no acostumbrar al ganadero 
a esa fórmula nefasta 
de mirarnos siempre tan solícitas. 
Mu. 


Nená de la Torriente

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