Somos, soy, eres
del compartimento
tres.
Vagón número
diecisiete.
Destino desconocido.
Los sillones
incómodos para unos,
que acogen e invitan
al descanso
para otros,
con gemelo tejido,
gastado o nuevo,
según con qué
suerte haya caído
el billete.
Somos el mismo
oxígeno reducido,
de pared a pared,
de techo a suelo.
Un sueño por cada
uno,
un despertar a golpe
de silbido
para nosotros,
para ustedes, sabe
Dios.
Y ellos se bajarán
antes que aquellos,
y estos irán
después,
y tú te quedarás
pensando
¬aun me queda un
poco
para acabar este libro¬,
y otro
dudará si debió
coger este tren.
Y estando tan juntos
y compartiendo
tantas cosas
¡Qué poco nos hemos
mirado,
qué poco nos hemos
querido,
qué poco nos hemos
tolerado,
qué poco nos hemos
consentido,
qué poco nos hemos
confiado,
qué poco nos hemos
abrazado
con un desconocido!
¡Cuánto
malinterpretado,
cuánto sospechado,
cuánto temido!
!Qué de pleitos
hemos imaginado,
qué de trampas,
qué de ignominias,
qué de montañas de
polvo
heredarán
nuestros niños!
Nená de la
Torriente
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