domingo, 20 de diciembre de 2015

POCO MÁS...



Caminamos como peces 
buscando una orilla que no nos pertenece,  
ignorando que son aletas y no pies 
lo que nos impulsa 
que nuestro destino es el agua 
y no la arena, 
siempre tercos buscando la maravilla. 

Así de torpes en diciembre, 
cuando la sonrisa se descuelga 
tan sencilla como generosa, 
a cuévano de burra, comercio 
y cena de familia 
intentando entender el amor de abrazada 
con sabor a turrón y siesta, 
si es en esta España aturdida y necia.

Las “aches” se confunden con suspiros 
y la humanidad recuerda una niñez 
nada absurda que nunca debió perderse. 

Yo te cambio un caramelo 
y tú desconfías, 
me das la mano y yo 
tardo en recogerla. 
Para cuando nos damos cuenta 
ya hemos dormido los rencores 
de la sima más profunda de todas: 
El Olvido. 

Y así hasta enero, febrero, 
un poco de calor que anda suelto. 
Despertarse a la vigilia de lo que estamos 
necesitando: 
Que el corazón dicte cariños 
y que las herencias callen 
hasta la próxima primavera.


Nená de la Torriente

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