Regresa enero
a los espacios de humo,
a repatriarse en los sueños
que otro enero encendió,
a ser la voz de la inconsciencia y
el trastorno más dulce.
Regresan las uvas,
doce suspiros, doce tragos,
doce suspiros, doce tragos,
doce besos, doce manías,
intervalos exactos
para resucitar a la magia.
para resucitar a la magia.
Ven conmigo desconocido,
elogia el prodigio de cada día
más allá de la esperanza,
más allá de la esperanza,
e impreca cada advenedizo
y estúpido sentimiento de culpa,
para que se distancie
tanto como pueda.
Ya estamos de vuelta,
casi todos,
un año más, nunca uno menos,
amando a la vida
con todas sus inclemencias,
haciendo sitio a cosas sencillas
en su gentil transparencia,
y un mucho más,
y un poco más lejos.
y un poco más lejos.
Nená de la Torriente
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