Nada menos volandero
ni tornadizo
que tus ojos de lumbre
Tu impaciente benignidad
Su paso presuroso que mitiga
lo súbito y calamitoso
en estos y aquellos días
tan nuestros
He venido a tomarte
desde mi colina invertida
Desde esta silla estéril
de remembranza
donde lo tuyo y lo mío
consterna claridad y negrura
en un aula asenderada
La luz
es una loba sin descendencia
Bestia única
Bestia única
Un mapamundi sin siglo
que a bocanadas
reclama redención
como la imagen de un naufrago
Somos lo que fuimos
Colmillos de esa fiera sin memoria
bajo las farolas
/siempre disímiles/
/siempre disímiles/
en el intervalo de la noche
Nená de la Torriente
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