Y a cada poco una profunda revolución
No te conté ni la mitad
¿Qué sabes tú de mi alma?
A estos ojos que ves me asomo
siempre,
aplazo mis pensamientos
errados en quórum,
buceo bajo un agua diferente
¿Y dónde te quedas tú?
Somos eso peor que el animal
que busca la brecha y se
precipita
y culpa a la negritud de su caída
¿Crees que no veo pasar tus dedos
por mis renglones rotos?
¿Qué no puedo notarte
ni sentir el aliento de tu piel
sobre mis planas?
Siento miedo
de lo que se va a manifestar, y
mientras pienso
sé que está sobreviniendo,
que llega de nuevo una asonada,
un grito rauco desde dentro,
un motín en riada,
un pronombre terco que esculca
sobre mi carne,
cualquier gesto admonitorio
de
dolor.
Nená de la Torriente
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