Tengo un montón de cuadernos
que no son más que un montón de cuadernos,
hormigas diminutas.
Mi porfía es desordenar mi caos,
la tuya es encontrar lo que funciona.
Te he contado muchas veces
cómo visto desde dentro.
Te mostré mi sotabanco
atolondrado y sin guiones,
hasta esta extraña turbación
que egresa de las letras
para volver a mi centro.
Extraño no haber escrito
de mi corteza,
de su rugosidad,
de las gotas de lluvia
que recorren cada curva y la remedan,
del mínimo maquillaje
de mis senos
o de mis dientes de pequeño mur.
Tal vez hasta del aroma de mi cuerpo,
ningún aroma como él,
mi pequeña toma de tierra.
Nená de la Torriente