sábado, 23 de agosto de 2025


Jugamos a perder todo el tiempo 

con la impostura del invicto.   

Ni un gesto de derroche o debilidad  

ni un aliento en la nuca de nadie. 

Fieros o a sotto voce 

con la sonrisa amarga del mendaz. 

Jugamos a enredarnos en cáfilas  

a trenzar reatas 

que nos unirán a otros cuerpos  


los mismos perdedores  

las mismas voces roncas  

los mismos labios heridos. 


Perentoria muerte de lo que nos hacía únicos. 


Pero a veces, sólo a veces  

una luz se posa justo encima de la nariz 

y nos roza bajito  

nos bisbisea que todo vuelve a empezar.  

Y es entonces   

en esa línea de vértigo exquisita  

cuando la vida es más hermosa que nunca. 


Nená de la Torriente