miércoles, 28 de enero de 2015


Por qué no me dijiste 
de ese modo tan tarabilla, 
que las olas se escapaban 
para volver vestidas de otras olas, 
y que los pinos languidecían 
con las chicharras, 
como el sol secó las cañas 
en el ombligo de agosto. 
Por qué no me contaste, 
con tu alegre travesura, 
que las lunas no eran 
agujeros en el cielo, 
ni los astros motas 
de humo de cigarro 
con los que yo me divertía. 
Por qué no me recordaste 
todo eso que aprendimos 
de mayo a junio, 
al sonido de gaviotas, 
de espaldas al hogar 
y en manos del tesoro 
que la inocencia despierta.




Nená de la Torriente

lunes, 26 de enero de 2015



Debajo de la escalera 
como gazapo en su intervalo. 
Dos, tres, siete escalones 
para la altura. 
No quiere pronunciarse, 
ni medirse, 
ni confirmar el peso de su nombre. 
Sabe bailar en cualquier salón 
pero le gusta hacerlo a oscuras. 
No hay timidez 
ni derroche de soberbia callada, 
sólo determinación sin ambiciones 
colectivas. 
De su intimidad la rima carente, 
asilada de elocuentes trazos 
va y viene en permanente vigía, 
no de sus cosas 
-a las que no pone ortografía- 
sino de todo lo que suena 
fuera de su cubil de peldaños.  
Ecos priores, 
cimeros zumbidos, 
¡la resonancia del adalid! 
Para huir lo más lejos   
de todo lo que escucha. 

Ella. 


Nená de la Torriente

jueves, 22 de enero de 2015



Extraña vitalidad 
que rodea el macizo, 
para ver la única flor 
que ha crecido. 
Extraña vitalidad 
que nace de lo muerto 
y nos persigue en el espejismo 
de los siglos. 
¿Dónde estabas cuando la lágrima pendía 
como un filo de espada 
sobre el mismo cuero? 
¿Dónde cuando al mar las velas 
se hicieron gaviotas 
peregrinas de la costa? 
Ahora protégete de mi, 
si es que puedes. 
Pronuncia mi nombre 
con la voz de otro
y dime que estuve siempre 
aquí 
entre los vivos, 
y no en el espacio irreal 
de una apetencia. 



Nená de la Torriente

miércoles, 21 de enero de 2015

Desde el acento 
¿era el punto y coma? 



En este despertar despeinado 
encuentro la hiedra 
como ese camino que perdí. 
Han pasado mil estaciones 
para que me dé cuenta, 

qué ingenua he sido. 

Todos somos soldados 
de una batalla imposible, 
y antes de acercamos 
a la derrota nos sentimos invencibles. 

Ser inocente no sirve de nada 
entre tanto ademán lascivo 
o estúpido 
o inconsciente. 

¿A caso nos pensamos más capaces? 

Sé que nadie va a entender 
este vestuario de franquezas 
¿y eso me hace especial? 

No, rotundamente no. 



Nená de la Torriente

lunes, 19 de enero de 2015

SIEMPRE


Tuyo es el firmamento ordenado 
en esta persiana gris, 
mi regalo. 
Tuyas las maneras de mis manos 
acariciando una fruta. 
Tuyo el brillo de mi piel, 
el pellizco en el vientre 
y este manojo de lunares 
que en mí trastean. 
Tuyo es el azul que cabecea 
entre las ramas más altas
¡Míralo! 


Todo el agua que se precipita 
en los cristales,
el rugido del viento, 
y tuya la claridad 
de este corazón a la espera, 

como esa vela insobornable 
en la ventana. 



Nená de la Torriente

domingo, 18 de enero de 2015


Como si fueras el hambre. 

Encuentro el desorden 
en esta palabra espontánea. 
A cada poco 
una estampida a pie de página. 
No es nueva, 
no quedan indios 
persiguiendo a vaqueros 
y tus palabras se amontonan 
como zapatos viejos 
sobre un desierto de semillas. 
Dime, 
¿qué voy a contarme ahora? 
He abierto el cajón muchas veces 
para que volcases mi muerte 
y has retenido el último hálito 
que me quedaba.  
Bésame en la derrota, 
quiéreme en el declive del paisaje, 
en estos otoños desabrigados 
por tanta pared sin pigmento. 
Abrázame ahora, 
cuando bajo la luz las líneas 
no hayan acordado aún 
que nos separemos. 



Nená de la Torriente

viernes, 16 de enero de 2015



Las farolas 
en su soborno constante a la lluvia 

parecen velas de una lejana y quebrada tarta. 

Yo quería pensar que eran álamos altivos 
que con sus hojas plata y verde 
podían saludarme desde lo lejos, 
como quería creer que el cielo arrojaba 
suspiros de agua 
que lavarían mis ropas cada mañana.

Ya ves si las noches han dejado imágenes 
que los días hoy parecen insulsos, 
peregrinos de un sol 
que les conjura a seguirlo con la mano alzada,

para hacerlos perder la memoria 
justo detrás de la colina. 

No me queda más que revelarme 
ante tanto dibujo plano 
y permitir que el camino hable a mis botas 
con ese lenguaje suyo tan caprichoso. 

Las lunas ya no son lo que eran, 
como no lo son las tartas de cumpleaños 
ni aquellas mañanas soleadas  
que prometían besos llenos de labios, 

pero sigo soñando  
y huelo como el helecho huele 
sobre las paredes 
o los barros alborotan a la hierba alta, 
inalterablemente unida a mi naturaleza 
inquieta. 




Nená de la Torriente

lunes, 12 de enero de 2015


Ojala que aún fuera martes  
para no llegar a un triste miércoles 
de vida 
donde despeñarse 
y no gatillar ese paso desesperado 
hacia el vacío 
donde se pierde el juicio. 
Ojala que olvidar lo que no se encuentra 
sirviera 
para arrancarse este duelo necrosado 
y seguir adelante 
como un pájaro libre. 
Ojala que la oscuridad cubriera esta imagen 
tan dolorosa como inútil 
y permitiera a los pulmones 
moverse 
a un ritmo razonable. 

Donde quede el corazón 
que no vayan las palabras 
a vender sus vacíos. 



Nená de la Torriente

domingo, 11 de enero de 2015


Déjame ser tu voz, 
háblame. 
Déjame ser un poco tú, 
un poco nadie, 
todos un poco. 
Anímame el ánima 
contigo 
con esos dos luceros 
que hablan solos, 
con esos labios secos, 
a veces húmedos 
en la oscuridad del día, 
en el resplandor de la noche. 
Alma bendita 
déjame recogerte, 
descubrirte, 
enredarme en tu capricho, 
ser un nudo más en tu sirga. 
Nunca un lema, 
ni un atributo 
ni una metáfora. 
Permíteme esto: 
Ser 
mucho 
más 
que 
un te amo. 



Nená de la Torriente
                                                     Todo eso me vence


Me vence el desconcierto, 
ese extraño amurallado 
que va cerrando tablazones 
a romo de martillo, 
obligando a los labios a permanecer 
callados. 
Me vence el sencillo gesto 
del afectivo 
que en su ternura lava la cara 
a lo más serio, 
devolviéndonos la sonrisa del niño. 
Me vence el sufrimiento desmedido 
que no sabe detenerse en este mundo. 
Tantas lágrimas robadas a la risa 
en la ignorancia de lo breve que es todo, 
tanto tormento innecesario. 
Me vence lo injusto, lo arbitrario 
de aquello que proferimos 
sin pensar en el otro 
¿qué será lo que aleja, lo que tortura 
cuando las palabras salen de la boca 
y qué lo que se acoge con entusiasmo? 
Me vence el absurdo débito del grupo 
el ‘yo te doy si tú me arrimas’, 
las palabras hueras que nos salpican 
para crear una armonía simulada 
sin legar el corazón,  
ni la piedad que disipa siempre 
a la bestia. 



Nená de la Torriente

sábado, 10 de enero de 2015

Dentro del Beso


De la cordura al frenesí 
levemente, 
como se mueven las nubes 
en las tardes de enero, 

piececitos blancos 
arrimándose al precipicio 
en temerosa inquisición. 

Del arrebato a la mesura 
abruptamente, 
como el viento de marzo 
arrebata a las ambarinas, 

manos finas 
volcándose en la arboleda 
sin misericordia. 

Así el amor 
que cabe en un beso 
y concibe en su cuna 
duplicados universos 

a golpe del ánimo 
que 
todo 
lo 
atraviesa, 

enredándolo sin remedio. 



Nená de la Torriente

Juega la niña, la niña juega. 
Busca el alcance de su peonza  
cien y mil millones de veces. 
La dicen que es un juego de niños
y más se esmera en los giros que su madera 
hará enloquecer al suelo
Juega 
como la tarde muerde los tejados, 
como la aurora rompe los cristales 
cada amanecida, 
haciendo dulcemente que claudique el ojo.
Juega porque vivir es juego, 
porque lo es en su peculiar simetría  
como contrarresto a la insensatez. 
No, no la digas ni la frenes, 
no la discutas ni la razones, 
no inviertas sus razones, aún no. 
La niña juega, juega la niña 
en su aventura cierta y sin rosigar. 


Nená de la Torriente

jueves, 8 de enero de 2015

DE CALLE


Suenan tantas veces los mismos sones, 
llueve tantas veces sobre el mismo suelo 
que apenas sí recuerdo qué primera vez 
ni qué segunda, 
si los días anduvieron por mí 
o yo por ellos. 
Escucho el sonido de la calle prolongado, 
sostenido por cientos de ojos que no miran 
hacia ninguna parte. 
Los pasos se encadenan en las aceras 
con miedo a perderse del sinnúmero, 
de la multitud que compra 
compra 
 y 
compra, 
por temor a arañar el mosaico sucio 
y ya desdibujado, 

quedándose terriblemente a solas. 



Nená de la Torriente

Acaba de amanecer todavía. 
Aún el aire es limpio, 
retiene la horizontalidad de la luz 
rozando el contorno de las cosas. 
Tú vives tres pisos más arriba 
como aquel cuatro calles más abajo 
cruzando el puente de malla azul, 

no os conozco a ninguno. 

Camino como el aire que se cierne 
entre los troncos de la avenida, 
en un zigzagueo dudoso, 
como los alientos se disipan en la boca, 
saliendo y regresando de su celda 

indefectiblemente.

Soy parte del frío y de esa magia matutina 
que no quiere abandonarse nunca. 

Sí, pienso en ti



Nená de la Torriente

domingo, 4 de enero de 2015

Competencias
(Gracias cariño)


En esas horas 
en las que las sombras cuelgan 
de la estela del silencio 
 te nombro, 
te busco, 
y conozco de ti mil antesalas 
todas llenas de fragancias. 
Puede parecer que ese mar inflamado en sangre 
es solo un acertijo 
para una mente que juega, 
pero el contoneo de mis modos 
no va y viene en un devenir difuso 
aunque tal vez no lo entiendas. 
Me he cortado el pelo, 
he cambiado su color pajizo 
y el tono de mis labios, y 
sigo siendo la misma 
encerrada en un insondable laberinto. 
La vida tiene la suerte 
-o la no suerte- 
de albergar muchas manos, 
todas ellas en penitente súplica.  
Yo sólo respiro quieta 
sin esperar que me repueblen con cientos 
de versos 
o que me prometan sin éxito un precioso bosque. 
¿Dónde quedaron las intenciones, 
las primeras notas de color del niño? 
¿Dónde la lágrima amable 
de una felicidad que se intuye en talón tímido? 
No deseo volver atrás como tantos, 
ni siquiera deseo un pedacito de tarta 
inconexa y ambulante 
siempre detrás del vidrio. 
No sé si soy poeta o vagabunda de extremos,
un grafito torpe que busca la caricia 
de espaldas a todas las formas, 
pero si sé que mi pie 
no necesita un zapato de altura 
ni un firme 
donde 
dejar 
su huella. 


Nená de la Torriente


sábado, 3 de enero de 2015

POSESIÓN


Puedo acercarme a los márgenes de tu tierra 
y llamarte por mi nombre, 
sentirme madre, esposa, compañera, 
fauna que se suma a tu raíz, 
comienzo que busca tu pretexto. 
Puedo hacerte sentir 
cómo se estremecen las nubes 
con el lazo de vientos que levante, 
ser monte con palabras de arena,
playa con colores de olivo. 
Puedo saltar todos los ríos con solo mirarlos 
y volver a mí empapada por dentro 
con el vientre lleno de peces 
a los que enseñar a volar. 
Puedo escucharte y componer partituras 
con la música más sugerente, 
porque me acompaña eternamente, 
enloquecida o lenta, 
en una maleta abierta sin destino. 
Tómame en lo que suspiro 
que yo sabré serte en lo que exhalo, 

y es que amor 
las cosas que merecen la pena 
no se asignan, 
hay que ocuparlas en irremediable rapto. 





Nená de la Torriente

viernes, 2 de enero de 2015


Dicen que escribir a la alegría es de necios. 
¿No pintaban aquellos 
bisontes en sus cuevas 
para que de un modo u otro la magia 
les ayudara? 
En las iglesias unos son buenos para comulgar, 
otros comulgan para ser buenos. 
Dime qué se resiste 
y entenderé los modos, 
porque el hombre busca fórmulas para todo, 
del mismo modo que llena manos vacías 
con imaginarias manos. 
Piensas que esto que hago no son versos 
como a veces yo intuyo que esta vida no es vida, 
y es que ambos nos equivocamos 
al entretenernos tanto 
por encima de las cosas. 



Nená de la Torriente