jueves, 31 de julio de 2014


Esta madreselva 
que está rompiendo el muro 
en su crecida, 
invita al sol para su puesta de largo. 
Muda la carne verde, se desnuda, 
y su semilla es la fruta. 
No siempre el poder está en la fuerza 
que nos alcanza, la piedra más dura, 
lo opaco que no deja que el sol lo penetre. 
Mírame llorar, 
¿me creerías así hace un mes, 
hace dos días? 
Todo lo que parece se disuelve 
en su realidad 
y nos cautiva en la sorpresa 
de lo que no vimos, 
de lo que no parecía llegar 
en su recorrido leve, 
como el sesgado del cielo 
que hace el óvalo de la luna. 



Nená de la Torriente

lunes, 28 de julio de 2014




Te diré que si te amara 
no verías nunca tu nombre   
encima de un poema, 
y te diría, que si mi corazón 
estuviera comprometido 
no habría verbenas
con policía, 
ni saltos de rana, 
ni calma chicha,  
ni esa extraña 
compostura 
             del 
     que     
                      se       
    halla           
        p
        r
        e
        s
         o 




Nená de la Torriente

ENFADO Y VERGÜENZA

Ahora tal y como se malogra el mundo, cuando a unos sus gentes no les importan nada, y a otros la diferencia en fuerza y el exterminio tampoco. Ahora que las vidas de tantas mujeres, por ser mujeres, carecen de valor y son hasta el extremo vejadas.
Ahora que el rapto y la mutilación es algo cotidiano.
Ahora que preciosos niños y adultos con las manos vacías, se mueren de hambre.
Ahora que nacen grupos pro-, o para-, apoyados por estados ambiciosos y vergonzosos que sostienen guerras viendo como la población merma y sangra de una forma ignominiosa.
Ahora que toda esa injusticia ocurre, estamos en el siglo XXI y no puedo por menos que sentir una intensísima vergüenza por mi propia especie, que puso sus ojos en la tierra y en el poder que les genera más apetito, y no en sus propios semejantes.



Nená de la Torriente

sábado, 26 de julio de 2014

Demasiado tarde 
para contar ovejas 
en esta noche tan larga… 

Temo de mí esa Otra desconocida 
que me respira a oleadas en un parto 
sin útero,
y sabe caminar en un vacío 
habitado por el eco. 

Esa que le dice espera al amor 
y piensa que no se irá el amigo, 
y sigue sorprendiéndose. 

Temo de mí 
la que sabe que un día 
es mucho más que un día, 
y con él se pierde un cucharón 
de cosmos.

La que al besar pierde el conocimiento 
un segundo, dos segundos, tres ... 

Temo que en algún momento 
se precipite por algún barranco sin mí, 
sin previo aviso, 
sin más preámbulo 
que este desafío constante 
de superar la decepción en cadena 
de tanto hecho que parece insólito.  

Temo de mí esa garra vital 
que amenaza a la vida 
y la dice ‘oye tú vas muy lenta’, 
o ‘¿dime quién ha podido diseñarte  
tan absurda?’ 

Temo esa Otra que me vive a bocados 
y me discute casi todo lo que pienso, 
que a veces quiere vivir como una ermitaña 
y otras como una artesana de las marionetas. 

Esa que colgaría de los pies a los que firman 
el inicio de todas las guerras, 
incapaces de ver las cosas 
esenciales y sencillas 
que todos necesitamos sin dispensa. 

Pero sospecho que cualquier día, 
me la exterminan sin más con uno de esos 
sprays mata moscas…



Nená de la Torriente 

martes, 22 de julio de 2014

PensaYuncuerno

Tanta intimidad a muchos les debe resultar un exantema
en el culo, o un solo grano molesto en otra parte no menos gravosa.
Que ir de oca en oca contando tus cuitas, cuando no tus ganas sean de la tintura que sean, a más de uno inflama,
irrita, mortifica, agobia, aburre, hastía, enoja, fastidia, apura y a menudo intimida.
Y pensando lo que alivia airear las mantas en agosto -para las mantas, y para el asma en los meses que convivirán con ellas-, me abruma la idea, tal vez mohína, de que en este mundo de “ya nada es tuyo si existe Hacienda”
¿cómo no va a alegrarse uno de bailar con los pies desnudos?
¿Poder decir te amo, te desamo, deseo tu carne en mi carne, mi noche en tu madrugada, mi nombre en el redondel de tu boca a cada instante, y dejar sin resuello al alma, magullada por infinitud de preguntas? 

¡Bendita intimidad vertida en la zafra de los versos!



Nená de la Torriente

¡Escucha!


Ya echa la vista 
por encima de la loma 
como oruga equilibrista, 

elevada, 

índice dispuesto para mostrar 
lo fatídico, 

y no repara que en el manantial 
de las voces ya nadie escucha, 

y queda un tesoro escondido 
bajo la uña del dígito más largo, 

ese que llaman corazón. 

Pobre oruga necia, 
quiere salvarse y sólo otea 
el porvenir y acusa, 

para no sentirse tan estúpida. 

¿Es que nadie le dijo…? 




Nená de la Torriente

domingo, 20 de julio de 2014



Ya no grita el leño 
en su semilla húmeda 
ni destapa la curiosidad 
de su transparencia. 

No le recorre el arañuelo 
ni es mordido por el aguijón 
de la avispa 
en su ansiar de aromas verdes. 

Llévame contigo 
hasta la misma esencia 
de lo que fuiste, 
de lo que ahora eres, 
que tengo que aprender 
muchas,  muchas cosas.

No está en ti el fuego 
aunque todos le piensen  
al verte, 
ni el hogar, 
ni la propia muerte. 

Preside en tu amarronada 
miscelánea lo que ha de ser 
sin ser de tierra, 
y enséñame a ser antesala 
del aroma intenso, 
y de la roja llama, 
del recuerdo más amable 
de una infancia, 
sin que llegue a serlo todavía. 






Nená de la Torriente

sábado, 19 de julio de 2014

Confidencia de lo ligero


Tendré que hacer el macuto 
con mis parvedades, 
con los ahogos y las urgencias 
de un corazón que perdió el habla. 
Ya no sé cómo explicarme que no puedo 
abrigar tanta prórroga, 
que ya sea por lo que tengo o 
por lo que me falta 
otros saldrán corriendo a cabriolear faldas 
con cremalleras más o menos ruidosas. 
Sólo codicié a alguien sencillo 
con la valentía de un ejército entero 
-esas pretensiones siempre se pagan-, 
así que doblo el pañuelito de la que aguarda 
en el puerto con el afán de una sola llegada, 
y entiendo que mi viento no es de nubes, 
ni de aves -mucho menos de aves, 
que jamás me gustaron ni un poco-, 
sino de gavillas de hojas que se golpean 
para ir hacia ninguna parte 
y hacia todas las humedades, 
en esa sin gravedad 
de todas las cosas tan ligeramente 
sin peso. 


 Nená de la Torriente

viernes, 18 de julio de 2014

Hállate

Ya no salgo a buscar colores 
que a tientas no distingo si ellos 
son los que me exploran,  y 
en estos ojos sólo se atesora 
un retrato,  un candil, objetos 
de un hogar que vive afuera. 

Ya no salgo a buscar colores,  y 
los olores me ocupan 
como los gorriones las plazas, 
distraídamente, 
no con la osadía obscena de las palomas. 

Se feliz,  con una risa de abanico 
que golpee, 
seme la paz de todas las siestas 
en horario de quehaceres, 

que pueda alargar los brazos para 
acariciarte y amarte nube, 
y sepa de ti entre todas 
como quilma blanca de soles 
e irisadas gotas,
que tarde o temprano
descabalgarán en lluvia.




Nená de la Torriente

jueves, 17 de julio de 2014


Nadie se escapa a esa suerte de preguntas 
que caben en una caja, 
y mantienen el peso de un montón de piedras. 

Unos las acarician una a una, 
como el dado que girarán entre sus dedos 
y que con mimo lanzarán una y otra vez 
hasta que les guste la respuesta. 

Otros,  apenas sí moverán los cantos,  y
tomarán distancia por si al mirarlos 
en su conjunto descubren 
la madre de todas las cuestiones, 
el principio necesario de dónde partieron. 

Pero la gran mayoría sólo verá una caja 
llena de guijarros, 
y se hará la pregunta: 
¿Para qué sirve preguntarse qué es esto? 
¿Y para qué cuestionarse qué es 
cualquier cosa?

Cuestionándose con ello 
una arqueta de rocas mucho más esquinadas. 




Nená de la Torriente

miércoles, 16 de julio de 2014


Cuántas primaveras arañadas 
de otoño para que llegue un verano 
cegador a revolverlo todo. 

Siempre he creído porque había otro 
que necesitaba mucho más que creyera, 

¿para qué prevenir con sospechas? 

Justificado siempre porque 
la necesidad de aquel 
era mayor que lo que yo ponía 
en juego 

-No hacía favor a nadie- 

No hay juegos y no soy la Santa 
de ningún desamparado 
en un acto de amor sin juicio 

-con todo siempre se han amado 
mucho más a sí mismos- 

Soy sólo un ser humano pequeño 
que vida a vida 

-por cada día, 
lejos de lecturas 
de posibles encarnaciones-, 

ha ido tras la absurda búsqueda 
de hallar un sitio privativo,  íntimo, 
propio, 

sin darse cuenta 
de que ya lo estaba ocupando. 




Nená de la Torriente

martes, 15 de julio de 2014


Se ha detenido, 
ya no recorre los puentes verdes 
hundiéndolos en el rocío 
ni recoge los aromas de humedad 
en el pelo con que cubrir su desnudez. 
¿Dónde han estado los años que 
no se cuentan con los dedos? 
¿Dónde la sensatez que le hacía zafarse 
de las palabras ambiguas? 
Ahora se corta el pelo y apenas 
se pinta con carmín. 
Tiene que ser padre y madre 
de los que lloran. 
No por anciana, 
ni por mujer de poco atractivo, 
por la simple percepción de su latido 
en el mundo. 





Nená de la Torriente

lunes, 14 de julio de 2014


Tanta distancia 
como dos palabras que no se tocan 
por culpa de una coma. 

Dos lechos distintos, 
el tuyo y el mío. 
Tus venas se deslizan hacia al sur 
en medio de la neblina del Harmattan, 
las mías andan airadas y confusas 
por el Siroco. 

Fuimos tierra, 
en algún momento de la vida 
fuimos firmes como tablón anclado, 
hoy apenas un ala nos sostiene 
y nos creemos con derecho a maldecir 
a las atardecidas, 

pero ambos amamos el amanecer 
como dos fieras enjauladas 
que exigen el derecho a consumar 
su estancia como legítimos 
soldados 
en una guerra que en el fondo 
la concibió la parte peor de los hombres. 

¿Quién arbitra lo que ha de fraguarse 
mañana? 
¿Quién vuelve los ojos a este absurdo 
desamparo de las manos del hombre? 
¿Quién a los hermosos y dolientes 
pómulos de los niños? 

Si fuera tan sencillo como voltearse 
aprendiz de neófito, 
el mundo,  ese que conoces, 
éste otro que frecuento, 
estaría lleno de mudas de serpiente. 



Nená de la Torriente

domingo, 13 de julio de 2014

La esperanza


Entre los dedos 
camina la esperanza 
con el insolente ronroneo 
de una felina que se sabe 
superviviente. 

La miras desplazarse 
con su larga cola 
rozando el índice y el corazón 
al mismo tiempo, 
y parece una regresión al tiempo 
de la escuela, 
cuando la maestra repasaba 
tus escritos. 

La esperanza duerme tan profundo 
cada día 
que amanece con los ojos torvos 
y el corazón en una roncha. 

Nos pasamos todo el día 
hablándole obstinados 
de continuo, 
hasta devolverle la bravura 
de unas garras. 

La esperanza no es mujer 
aunque la llamen bella, 
ni aunque pinten de jazmines 
la antracita de sus pómulos  
que se destapa con cada desmayo. 

Sabe cómo sostenerse, 
mirarnos con ojos de dios griego, 
y hasta abofetearnos cuando es 
y no es preciso. 



Nená de la Torriente

sábado, 12 de julio de 2014

Si no te dijera que estos verdes 
son la estancia más cálida 
de mi memoria,  la habitación 
con más luz.

Cortinas que se ondulan 
con el sacudir de las risas y el cruzar 
de rodillas 
en el desparpajo vital de la tarde, 
no me nombraría del todo. 

Si no te contase que en la caída 
de la tarde 
el perfume del helecho 
me devuelve las paces con el mundo 
y calma todas mis huidas. 
Que ningún mar como el cantábrico 
me hace sirena embravecida, 
capaz de enmudecer por capricho 
para enseñar a cantar a la luna, 
no me nombraría del todo. 

Si no te contase que el monte más bajo 
es montaña y el río cascada en pedregal 
frondoso, 
y la mora,  mora, 
y el niño,  niño, 
el hombre más fuerte que otros 
que haya visto, 
y la mujer con la mirada más nostálgica
del mundo,
no me nombraría del todo. 

Si no te contara que las cajigas, 
los álamos,  las encinas milenarias 
y aquellas colonias de eucaliptos 
hablan con las ramas de mis brazos, 
y que los maizales que se agitan 
tienen un lenguaje propio 
dictado por los siglos, 
no te estaría hablando de mí. 




Nená de la Torriente