viernes, 31 de agosto de 2012


¿Qué nos ha pasado? 
¿Dónde está el apretón de manos 
que sellaba un pacto invulnerable? 
La EMPRESA,  el beneficio,  ha acabado 
con el hombre, 
ya sólo quedan 
hormigas obreras sin prestigio, 
sin voluntad. 
El termino honor,  trasnochado, 
la lealtad ridícula, 
como anticuada y absurda. 
Ya nadie es nadie en este cúmulo 
de hormigueros,  donde sólo hay suelas. 
Antes se miraba a los ojos,  se decía 
‘yo hago’,  y se hacía, 
se cerraba en concierto. 
Escuchaba esto a mis abuelos. 
Crecí creyendo,  crecí pensando 
en esos términos obsoletos 
llenos de sentido, 
con un peso específico y sencillo. 
Hoy me encuentro macro estructuras 
que conducen a los hombres, 
marionetas sin asiento, 
sin palabra, 
sin prez, 
sin credo. 

¿En qué nos hemos convertido?



Nená de la Torriente

RECORTES (Idea original de Antonio Díez)


Y vuelta la burra al trigo 
¡horror llega septiembre!, 
que sube el IVA,  y aquí ni uno 
se ha bajado el estipendio. 
Del dieciocho al veintiuno, 
¿pero el que tenía el ocho? 
A ese le han ingresado en la UCI
¡ah, no!  que cerró el veintiocho 
de algún otro mes. 
Y las vastas autonomías con sus 
jerarquías tan mal tuteladas, 
con el ‘Melollevo’ como lema 
regional,  ahí andan unas cojas 
y otras que te lo cojo, como 
las Catalufadas 
– ¡mis preferidas!- 
que dicen dame, 
pero sin condiciones, 
que hasta una voz desde Europa 
-porque esto no es Europa- 
le ha contestado: 
‘¡Chatina ¿Tú adónde vas?!’, 
en un inglés perfecto,  está claro. 
Y todos con los ojos abiertos, 
con el corrusco de pan en la boca, 
a veces si hay suerte con café, 
o con un trago de vino,  viendo 
cómo nos marean con el término 
‘rescate’ ,  escrito del derecho 
o del revés, 
que suena igual de infumable 
o de impagable, 
dicho con voz grave por esta recua 
de señores y señoras 
que ya nadie cree . 




Nená de la Torriente

jueves, 30 de agosto de 2012


Ya no me queda 
esa tentación de entenderte, 
porque mi fe se derrite al sol 
de los últimos días de agosto. 
Todo tiene un sentido, 
hasta lo que sin dárselo,  se revela. 
No me importa. 
Como no me importa la curva 
que hace el sol en el crepúsculo, 
porque tengo descuidados 
demasiados huesos,  y 
he de peinarme el pelo 
más a menudo. 


Todo sigue girando y nada ha cambiado, 
y no comprendo 
cómo nos hiciste tan imperfectos. 

Perdóname por no saber perdonarte 
como yo me perdono. 




Nená de la Torriente

Todos los puntos de cruce, 
los bancos de las estaciones, 
las horquillas en los caminos 
son lugares temidos, cuando 
no esquivados por réprobos. 
Todos tienen algo en común, 
llevan un ajobo de intensidad 
mucho más estridente, 
por eso me agradan. 
No estoy loca,  no. 
Hacen que me sienta viva, 
que aún cargo con la mochila 
de mí misma, 
que puedo pronunciar un yo 
sin miedo, 
que no me han inhabilitado 
las condiciones, 
y no hay reflexión,  ni hecho, 
que no me permita ser libre. 



Nená de la Torriente



Estás en mi fábula, 
como está la ardilla inquieta 
de la antigua Península, 
saltando de copa en copa. 
Yo soy un arbusto bajo de hoja 
perenne,  que mira todo 
sin incordiar demasiado 
-estoy siempre en medio 
como un fisgón soportable- 
El águila planea los cielos 
con una perspectiva oblicua. 
Tú duermes en la cueva 
porque eres un oso perezoso, 
es invierno para ti, 
eres el anfitrión del sueño. 
Papá y mamá son el viento 
y la nube,  a veces ciñendo 
mariposas, 
a veces formando nubarrones. 
Una a una cose las perlas de lluvia 
la margarita,  esperando 
poder no esperar nunca; 
y la rueda de la brisa forma 
pétalos perdidos para el cuello 
de la comadreja. 
Cuando se hace el silencio 
algo se anuncia,  pero sólo 
la encina conoce su idioma. 
Yo quería saber porqué callabas 
tanto,  qué decía tu afonía, 
y por fin comprendí. 




Nená de la Torriente

miércoles, 29 de agosto de 2012


Cuando niña 
corría tan deprisa 
que me asombraba de dónde salía 
la fuerza de mis piernas. 
Nadie podía ganarme 
en ninguna carrera, nunca. 
Aprendí que la fe es una  suerte 
de fortaleza interior,  que te hace saber 
que nunca podrás fracasar. 
Cuando nena curiosa 
bailaba sobre el prado y sabía, 
sabía siempre todo lo que iba a conseguir 
con un movimiento de melena. 
Iba aprendiendo el valor de las medidas, 
el uso,  nunca el abuso de los gestos. 
Cuando un día me latió el corazón más deprisa 
-ya no recuerdo el día-, 
comprendí que no podíamos dominar 
nuestra parcela,  aunque así lo había creído; 
el mundo era demasiado grande 
y estábamos demasiado expuestos.
No había coraza ni corazón suficientemente fuerte 
para soportar todos los envites. 
Ese músculo era el punto más vulnerable. 
Con tiempo entendí que encerrarlo,  endurecerlo, 
malmeterlo o enviarlo a un internado en Suiza, 
tampoco servía de nada, 
le perdías irremediablemente. 



Nená de la Torriente

Un dedo detrás de otro 
subiendo la corteza trenzada
del viejo roble. 
La frente duerme sobre ella, 
descansa,  escucha el latir 
de sus anillos,  que como 
voces lentas calman mi rabia, 
mi descubrimiento. 




Eres como eres,  mudable, 
cobarde,  como nunca negaste 
que fueras, 
en el fondo un ser adorable 
pero insuficiente para mí. 
¿Qué pensaste? 
Nada 
¡Responde! 
Nada 
Pero tu cabeza no se separa 
del roble asumiendo 
que él se quedará con lo que ahora 
te escuece.
Un dedo detrás de otro 
subiendo la corteza trenzada, 
susurrando entre dientes: 
Tonta, tonta, tonta.

-Cuántas veces no habrá escuchado esto
el viejo roble-



Nená de la Torriente

AMIGOS




Delicado, brusco,
orquídea, espino;
tan cortesmente 
cubres con tu brazo mi hombro 
y me cobijas. 
Que sin pedirte me das a espuertas, 
como un huerto en plena 
cosecha,  y 
abres tu casa versada y me sientas 
a tu mesa. 
Acercas tu sonrisa a 
mi labio
como si quisieras cedérmela, 
tan tiernamente, 
que hasta el vino de mi copa 
hace un quiebro 
para mirar tus enormes ojos 
bajo esas pobladas cejas. 

Mi amigo.




Nená de la Torriente

martes, 28 de agosto de 2012


¿Qué tienes tú? 
Algunos tienen corazones 
pequeñitos,  lenguas cortas, 
cabezas ralas, 
no saben qué es un ala 
si no está asida en un ave. 
De éstos,  se poblarían vastas 
porciones de nuestra tierra querida 
y hasta en barcazas pesqueras, 
fracciones de océanos enteros. 
Otros,  casi a escondidas, 
tienen un sol en el pecho que les 
logra ampliar las ideas.  
Nunca sus lenguas son cortas, 
sí discretas, 
sí amorosas, 
sí benévolas. 
Conocen el sonido sibilante 
del libre vuelo, 
el placer de las pequeñas cosas, 
lo que es función, 
lo que es comedia, 
y el verdadero importe 
de la condición humana. 



Nená de la Torriente

-Pi Pi Pi Pi  Comunica-

De pronto no hay clase, 
las escuelas se cierran. 
El profe tiró demasiado 
de los pabellones auriculares 
de sus tiernos discípulos, 
o soñó muy alto,  y pecó en 
estado crítico como pecan los 
pecadores inocentes del todo. 





Admite que cuando se escucha, 
otro escucha predispuesto, 
con una cruz a la espalda 
y una herencia de siglos 
-sea niño o no- 
Al profe le han cerrado las aulas, 
ha dicho mucho, 
ha contado más, 
ha dejado trozos de alma 
en corazones mitad de papá y de mamá. 
Al profesor no le importa, 
siempre supo 
que el único corazón inocente 
es el que se renueva cada día 
y no se impacienta,  ni se adelanta, 
ni se despeña. 



Nená de la Torriente

Nací a las 7 de la tarde 
un día de lluvia intensa. 
Con ese sonido ‘clop,  clap, 
clop,  clap’ crecían las puntas 
de mi pelo y mis dedos 
enredaban lápices y hojas. 

Tantas líneas tecleadas 
a quemarropa,  a un tris de latido, 
que no había látigo, 
martillo ni cañón más imprudente 
que este corazón deportando letras.

¿Adónde te vas?  Me dicen los versos 
cuando no les miro. 
Sospecho que de tanto liar 
me han hecho un sitio, 
aunque no les haga honores, 
ni medio favores, 
ni un escaso ni furtivo descuido 
al componerlos bellos. 

Yo les hablo de ese sonido 
de lluvia tormentosa, 
y ellos se quejan como versos-niños 
que tienen hambre,  pero no me entienden, 
o suspiran como versos-grandes 
que fueron chicos, 
y quieren romperse en lluvia 
con la misma intensidad. 





Nená de la Torriente

lunes, 27 de agosto de 2012


Si los instantes son antesalas, 
las salas son los segundos de después. 
Ese segundo de después puede ser una llave 
que abra una cerradura, 
o una sonrisa clara, 
o un rayo de sol esperado posarse 
sobre un flequillo 
-sí,  he dicho flequillo- 
Pequeñeces para unos, 
artículos de lujo para otros. 




Una espalda sobre otra espalda 
y un silencio de horas 
-tu propia pared puede ser una magnífica 
espalda compañera- 
Un recorrido por la piel palmo a palmo, 
sin demora,  sin terror,  sin vergüenza, 
aunque tengas que aplazarlo todo un siglo. 
Esos segundos existen y llegan 
y no aparecen de improviso, 
son merecidos, 
ganados al tiempo con un pulso limpio. 




Nená de la Torriente

-BREVE-




Ser ese brillo lejano del agua 
que en la ondulante ola 
permanece emergido,  depositado 
en el pico de sal de alguna estrella. 
Verlo a lo lejos,  radiante, 
y nadar hasta él. 
La aventura del ser humano 
es breve pero excitante, 
como cada punto brillante 
de un océano 
que persigues. 
Cerca o lejos, 
con buena mar o mala, 
pero con un arrebato cautivador. 




Nená de la Torriente

Qué queda cuando el gozo 
de ser dipsómana de una piel 
se nos olvida, 
que ni el roce altera 
una insignificante arruga 
de la mano,  ni pide 
a golpe de ostentosas diástoles 
que alguien vuelva. 
Qué nos queda,  cuando dejamos 
de estallar en primavera, 
y el vértice del labio no anhela 
la cúspide exacta de otro labio. 
Cuando llegas a sentir por debajo 
de la piel y no eres capaz de romperla, 
hasta llegar a ser consciente de que 
debes dejar morir lo que palpita 
porque no hay modo, 
nadie queda para que tú lo concibas. 
Nada nace. 
Nada puede nacer. 
Tu cazuela se llenó de cardenillo 
de tanto mirar las paredes, 
e imaginar -sin dudar un solo instante- 
que el mar,  con su enorme poder, 
podía atravesarlas. 




Nená de la Torriente

domingo, 26 de agosto de 2012


Tentaciones. 
Vértigos que superas o suspendes 
con la nota más baja. 
Si son por escala de herida 
comprendo la permisiva concesión 
que nos hacemos, 
pero si es por voluntad, 
debemos tener un campo de panojas 
sin custodia, 
y una doble luna a conveniencia. 





Nada está escrito en la arena, 
que ya se encarga la ola 
de evocarte bien despierta 
que nunca permanece lo que tú dispongas. 
Así que vive,  vive como entiendas, 
que las cuentas las idearon 
los matemáticos más puristas. 



Nená de la Torriente


-Mini hipo-

Tarde o temprano nos vemos 
los gestos, 
y un pequeño matiz 
descubre la esencia y el temperamento. 
La ropa interior aunque delicada, 
habla del arañazo de la piel 
cuando se queda a oscuras,  y 
de lo parlanchina que se resuelve ésta 
cuando dialoga en sueños. 
Pocas cosas ya sorprenden, 
por eso,  dudar o predisponerse  
con el que ves delante, 
es cosa de idiotas, 
lo que sea será y vendrá caminando 
al ritmo que quiera y se fragüe. 
¡La gente es maravillosa, 
el ser humano es una delicia! 
¿Qué más dará? 
Los que lo sean lo serán,  y los que no, 
seguirán caminando. 
No hay más drama. 



Nená de la Torriente